Cuenta don Euclides que cierta vez salio de su casa a tempranas horas para que le rindiera el camino llevando consigo sus recuas para poder cambiar sus papas con panela y en medio trayecto a las tres de la mañana "mala hora" sintió unos ruidos por lo que pensó que alguien venia en carreta y que le podía dar un aventon para poder llegar a su destino mucho mas rápido por lo que decidió pedirle ayuda parando al carro y en su afán de subir, no se percato de quienes viajaban en el por lo que se llevo tremendo chasco al mirar a los pasajeros algo fuera de lo normal, unos espirirtus en forma de animas como esqueletos, calaveras, otros con cabeza de gallo, perro o culebra; quienes daban quejidos, lamentos, llantos y maldiciones porque "el diablo" que tenia cachos, lengua de serpiente y de su boca salia fuego enrojecido los estaba azotando y torturando. En ese momento su cuerpo se había paralizado y su garganta resecado y el espíritu dirigiendose a él, le dijo te quedas o sigues y en medio del pavor el ladrido de unos perros lo salvaron porque el hombre pudo vagar y es espiritu desaparecer en un instante.
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