Esta se aparecía a todo borracho que transitaba en altas horas de la noche por los sectores de lo que hoy conocemos como "La estación" y desde ahí los conducía al "Realengo" un pequeño nacimiento de agua cercano al pueblo, los envolvía con sus encantos presentándose como una esbelta mujer cubierta de seda negra que los invitaba a acercarse a ella y cuando los tenia poseídos se presentaba como lo que en realidad era una viuda con sus ojos huecos y desde su nariz desprendía cierto liquido verdusco parecido a grasa, con colmillos blancos y caminando en el aire. En lugares mas solitarios esta se disponía a sacarles el corazón por la boca.
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